Un problema o dificultad, es una situación, en la que se genera un obstáculo, el cual requiere de una solución, problemas existen en todos lados, lo que cuenta es ¿de que forma los enfrentas?  ¿con enojo? ¿deprimida? o con valentía y asertividad.

El problema es una herramienta de conocimiento, pues ya que le das solución, te deja mucho aprendizaje, vivimos llenos de problemas en la vida cotidiana, sociales, religiosos, políticos, económicos, de salud, trabajo, relaciones, son parte de nuestro ser, nuestro propósito en la vida, consiste en la resolución de problemas y circunstancias, encontrando una solución tranquila, no preguntes ¿porque? sino ¿para que tuve que vivir esta dificultad? créeme que la adversidad te fortalece, sobre todo podrás ayudar a otras personas que pasen lo mismo que tú.

Estate siempre dispuesta aprender y nunca pienses que conoces todas las respuestas, cuando asisto a un curso, terapia, talleres, llego con una mente receptiva y un corazón dispuesto, porque de cada persona aprendo muchísimo.

Cuando me digo a mi misma que confiare todos mis problemas a Dios, sé que Él pone su parte y yo me hago responsable de la mía, tengo ciertos medios para dirigir mi vida y el libre albedrío para usarlos, como el juicio, inteligencia, buena voluntad y la capacidad de razonar, algunas de mis dificultades provienen de mi mal uso de estos elementos. El Juicio puede haber sido embotado por el resentimiento. La Inteligencia, anublada por no haber encarado honradamente y con humildad las dificultades. La buena Voluntad se pierde, cuando nos es imposible tolerar las faltas de los demás. La capacidad de Razonar, puede embotarse cuando no nos libramos del contenido emocional de un problema.

«Aprende a valorar y a disfrutar cada momento que la vida te ofrece, aprende amar los pequeños instantes de felicidad que Dios te regala y atesoramos en tu corazón».